Autor: Cherry Chic
Editorial: Autopublicado
Año de publicación: 2017
Número de páginas: 373
Precio aproximado: 16€
Género: Romántica Adulta
Tapa: tapa blanda sin solapas
Sinopsis: ¿Qué harías si tuvieras que convivir cada día con personas a las que adoras, pero con las que no tienes nada en común?
Así es la vida de Esmeralda, nuestra protagonista. Vive con su padre, viudo y casado con una americana, con su hermana Julieta, alocada y excéntrica, su hermana Amelia, demasiado sensible y dulce para su gusto y su hermano Alex, bombero y mujeriego empedernido. Y, por si fuera poco, ¡son cuatrillizos!
Con una familia así, destacar puede ser difícil, pero ocultar secretos, fácil. El problema de los secretos es que hay algunos que tarde o temprano tienen que salir a la luz…
Y es que a veces, la vida te pone a la misma distancia de tus sueños que de tus pesadillas.
¿Estáis preparados para la siguiente historia de Sin Mar?
(Contiene spoilers de la primera parte)
Esmeralda es la más diferente de los cuatrillizos de la urbanización Sin Mar, que ya son bastante distintos de por sí entre ellos. Pero los otros tres pueden tener algún punto en común, por mínimo que sea. Sin embargo, Esme siente que no encaja muchas veces. Es la más fría, la más seria, la más formal, y a la que no le gusta hablar de sus miedos y esperanzas. Como el sueño que lleva queriendo cumplir toda su vida: Ser madre. Hace unos meses por fin se animó a dar el paso y acudir a una clínica para que la fecundasen. Pero tras tres inseminaciones fallidas, Esmeralda está más vulnerable de lo que lo ha estado nunca, más sensible de lo que le gustaría, y todavía con las hormonas del tratamiento por las nubes. Y si a eso sumamos una fiesta con su alocada familia, el alcohol, los celos y la desesperación, acabamos con una mujer abriéndose en canal, desvelando su más profundo anhelo, y a un hombre en shock que no puede creer lo que le está diciendo esa chica de ojos verdes de la que lleva dos años enamorado.
¡Cómo me ha gustado volver a Sin Mar! Es de eso sitios que echas de menos sin ser consciente hasta que vuelves a ellos. Y yo no sabía que necesitaba tanto volver a encontrarme con la familia León y todos sus amigos. Ha sido el primer libro que he leído después del bloqueo lector, y no podría haber elegido mejor.
La historia que podemos encontrar aquí es muy diferente a la de la primera parte, tanto como lo son Julieta y Esmeralda. La primera es alocada, dicharachera, sin filtros y con unas ganas de vivir todos los momentos de una forma tan intensa que a veces se pasa. Pero sobretodo, es transparente. Esme es todo lo contrario. Nadie puede ver lo que esconde tras esa fachada de hermana mayor (aun siendo cuatrillizos), mujer seria y fría. O casi nadie. Porque Nate, el pediatra que pudimos conocer en A la de tres: ¡Te quiero! y mejor amigo de Diego, es capaz de descifrar hasta la mirada más distante de Esme. O eso creía. Porque cuando ella se derrumba en la fiesta de su cumpleaños y le desvela su secreto mejor guardado, él se queda de piedra, y nada volverá a ser igual para ninguno de los dos.
Esmeralda, como he dicho, es la más fría y distante de los hermanos. Muchas veces siente que tiene que hacer de madre de todos ellos y poner orden para que no ocurra alguna desgracia, que en esa casa sería perfectamente posible. Los otros tres ya han terminado por aceptarlo después de muchos años y quejas, pero en el fondo saben que no podrían vivir sin ella. Ni ella sin ellos. Y aunque no lo demuestre muy a menudo, Esme los quiere como a nada en el mundo, y es por eso que muchas veces se pone la careta de reina de hielo, como dice Nate, para que no la vean mal y sufran por ella. Es una de las cosas que más miedo le da en el mundo.
Nate, es todo lo contrario. Es un corazón con patas. No tiene miedo de mostrar sus sentimientos, e incluso de darles voz, aunque sepa que no vayan a ser correspondidos, como le ocurre con Esme. Lleva enamorado de ella desde que la conoció y sabe que ella, aunque no lo admita, siente algo por él, algo que se niega a sí misma por algún motivo que no acaba de comprender, pero que Nate es capaz de ver, como su nerviosismo cuando él está cerca, o las miradas que le lanza y que solo Nate es capaz de interpretar. Pero a pesar de esto, él no le quiere meter prisa. Tiene la esperanza de que al final las cosas caigan por su propio peso.
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“[...]
—Otra cosa. Esto es sexo. Solo sexo. Nada de romanticismo y nada de cargarnos nuestro objetivo perdiéndonos en detalles sin importancia.
Él eleva las cejas y una sonrisa segura se forna en sus labios. Esa misma sonrisa que siempre precede a una escena en la que acabaré contra las cuerdas.
—Por detalles sin importancia, te refieres, por ejemplo, a que no puedo comprarte flores. ¿Me equivoco?
—Exacto. No puedes.
—Exacto. No puedes.
—Y no puedo encender velas.
—Ni una.
—Nada de música romántica.
—Ni siquiera una canción.
—Ni siquiera una canción.
—Y por supuesto, tengo terminantemente prohibido decir cosas románticas en tu oído mientras empujo dentro de ti.
Trago saliva y estiro el cuello, como si así mi postura fuese a detenerle de decir esas cosas cuando, en realidad, sé bien que pocas cosas detienen a Nate de decir lo que quiere.
—Eso queda descartado, sí.”
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La historia de amor que encontramos en este libro, no empieza de una forma convencional. Más bien todo lo contrario. Y a pesar de que pensé que me gustaría por alocado que fuera, dado que ya he conocido a Julieta y sus locuras, ha sido demasiado. No me he terminado de creer el inicio de la relación de Esme y Nate. Lo he visto muy forzado y que todo ocurre demasiado rápido. Esme es una mujer muy pragmática, y supongo que la autora ha querido justificar el cómo ocurre todo con eso, pero a mí no me ha valido. Luego sí, me ha encantado. Ver como una mujer como Esmeralda deja caer sus barreras y se descubre a sí misma, que siente en su propia piel lo que jamás pensó que pudiera tener, ha sido muy bonito, y he disfrutado un montón de esos capítulos. Y ver como Nate, con las pocas armas que tiene para conquistar a Esme, utiliza su ingenio y su picardía, ha sido genial. Me he reído un montón con él. No sé si la autora lo ha hecho intencionadamente o no, pero Nate es muy inteligente y juega sus cartas de la mejor manera posible.
La historia de amor que encontramos en este libro, no empieza de una forma convencional. Más bien todo lo contrario. Y a pesar de que pensé que me gustaría por alocado que fuera, dado que ya he conocido a Julieta y sus locuras, ha sido demasiado. No me he terminado de creer el inicio de la relación de Esme y Nate. Lo he visto muy forzado y que todo ocurre demasiado rápido. Esme es una mujer muy pragmática, y supongo que la autora ha querido justificar el cómo ocurre todo con eso, pero a mí no me ha valido. Luego sí, me ha encantado. Ver como una mujer como Esmeralda deja caer sus barreras y se descubre a sí misma, que siente en su propia piel lo que jamás pensó que pudiera tener, ha sido muy bonito, y he disfrutado un montón de esos capítulos. Y ver como Nate, con las pocas armas que tiene para conquistar a Esme, utiliza su ingenio y su picardía, ha sido genial. Me he reído un montón con él. No sé si la autora lo ha hecho intencionadamente o no, pero Nate es muy inteligente y juega sus cartas de la mejor manera posible.
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“Sempiterno: Que durará para siempre; que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.”
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Al igual que en la primera entrega de Sin Mar, aquí podemos encontrar una narración en primera persona, presente y desde el punto de vista de ambos protagonistas. Es mi narración favorita y con la que más disfruto. De esta forma he podido conocer a fondo a Esme, que no es fácil, y descubrir cómo es realmente Nate. Si tengo que poner alguna pega a esto es que me hubiera gustado leer más capítulos desde el punto de vista masculino. Lo que sí me gustaría destacar es la ortografía y narración, que al igual que en la primera parte, falla en varios momentos: comas que faltan, erratas, expresiones coloquiales mal escritas... No es mucho, pero sí me fastidia leer un libro con estos fallos. Como dije en en la reseña de A la de tres: ¡Te quiero!, la autora podría haber mandado el libro para que le hicieran una revisión profesional.
Otra diferencia notoria respecto a Sin Mar 1 es que aquí las risas y el buen rollo no abundan. Esta es una historia mucho más profunda, con las emociones y los sentimientos a flor de piel. También contamos con una gran carga dramática debido a la situación que sufre la protagonista desde el principio hasta prácticamente el final. Sabía dónde me metía, pero aun así no he podido evitar emocionarme en más de una ocasiones con la trama principal. Yo suelo huir de los libros dramáticos, pero en este caso he disfrutado hasta de los momento más crudos de la novela por cómo lo cuenta la autora, con su narración cercana, haciéndote partícipe de la historia que estás leyendo. Pero, al igual que en la historia de Julieta y Diego, llega un punto, más bien cerca del desenlace, que todo se vuelve un poco repetitivo y el ritmo de la historia decae bastante. Este ha sido el fallo más gordo del libro porque, aunque no me ha durado más de cinco días, esas páginas me quitaban las ganas de leer porque no me enganchaba ni disfrutaba con ellas.
Y hablando de los reyes de Roma, en esta segunda parte de la serie volvemos a encontrarnos con los personajes del libro anterior. Julieta, Diego y Marco siguen viviendo juntos y tirándose de los pelos de vez en cuando. Pero lo más importante es que han formado su propia pequeña familia y se quieren como a nadie. Álex y Amelia, los otros dos lados del cuadro, siguen igual, un poco más maduros porque han pasado dos años, pero a fin de cuentas son los mismos; Él un mujeriego adicto a las chucherías que conoce ya las camas de una gran parte de las chicas de Sin Mar; y Amelia, con su enorme corazón y sus infusiones naturales que toma a todas horas, sigue ayudando a jóvenes con problemas. Javier, el padre de toda esta tropa, y Sara, su mujer americana a la que ya todos han aceptado como una más, también tienen sus momentos de ser sensatos y poner en esa casa de locos. Y por último, Einar, el vinkingo molón, que ya pensaba que no aparecería en este libro, y que me saca una sonrisa entre divertida y enternecida cada vez que abre la boca.
Pero aquí no acaba la cosa, porque además de los personajes que ya conocíamos, se suman dos más: Eli y su hijo Óscar. Ella va a jugar un papel fundamental en toda esta historia. Y es que hace pocos meses que se conocen pero ella y Esme son inseparables. Eli es matrona, razón por la que empezaron a hablar, y se han convertido en mejores amigas. Ambas necesitaban a alguien así en sus vidas; Esmeralda porque, aunque adora a su familia, no termina de encontrar su hueco con ellos, y Eli porque es madre soltera y tampoco puede presumir de tener un gran número de personas a su lado. Excepto su pequeño Óscar. Tiene cinco años, y según él solo le falta uno para ser mayor. Eli no es partidaria de esconderle cosas a su hijo y todo lo que este pregunta obtiene una respuesta sincera, por este motivo Óscar es un niño muy maduro para su corta edad y muchas veces entiende a los mayores mejor de lo que se entienden los adultos entre ellos. Es un amor y cada vez que aparecía en escena mi corazón se hacía un poquito más grande.
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“—[...] Por cierto, ¿cuándo vas a presentarme a tu familia? Me siento un poco como si fuera tu amante oculta.
Me río de buena gana y me acabo mi té de un trago antes de ponerme de pie y coger mi bolso.
—Nunca.
—Pero ¿por qué?
—Porque acabarías enganchada a ellos y antes de poder darme cuenta yo me habría quedado sin amiga y tú serías alguien más a quien tendríamos que partir en partes iguales para no acabar matándonos vivos.
Eli ríe con ganas y se levanta mientras me acompaña a la salida.
—Oye, pues no estaría mal sentirme parte de una familia por una vez.
Lo dice sonriendo, pero puedo ver el pequeño halo de anhelo que hay en sus ojos.”
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El final me ha gustado mucho. Ya se ha vuelto típico de esta serie que el último capítulo te dibuje una sonrisa en los labios. Pero, además, contamos con contenido extra que la autora no pensaba que iba a incluir en el libro, pero que finalmente decidió escribir. Y menos mal, porque esa escena era obligatoria.
Ahora estoy deseando leer historia de Álex, el único chico de los cuatrillizos, que estoy segura que voy a disfrutar un montón. Es una de las que más me llaman la atención, por vario motivos, y tengo claro que me va a gustar mucho. Con Tu maldita sonrisa, volveré a Sin Mar, y espero que la familia León y todos los demás me esperen con los brazos abiertos.
En resumen: Y que te quedes es una historia mucho más profunda que la que pude encontrar en el libro anterior. Los sentimientos y emociones tienen un papel fundamental, al igual que el drama, porque la situación que vive la protagonista no es fácil. Esme y Nate no empiezan con buen pie su relación, según mi punto de vista, pero ver cómo evolucionan personalmente y como lo hace su historia de amor ha sido muy bonito. La narración en primera persona y presente desde el punto de vista de ambos protagonistas ha sido un grandísimo punto a favor, al igual que lo ha sido reencontrarme con los personajes de la primera entrega. Es un libro duro, mucho en algunas ocasiones, y esto ha hecho que algunas veces se volviera repetitivo, pero a pesar de esto es una novela que engancha muchísimo y que la lees sin darte cuenta, acabando con un buen sabor de boca.
¡Hola! Lo tengo en casa y no veo la hora de leerlo porque la primera parte me pareció sensacional. ¡Qué ganas! Un besote :)
ResponderEliminar¡Hola!
EliminarEste es muy diferente a "A la de tres: ¡Te quiero!" pero es imprescindible dentro del universo Sin Mar.
Un beso:)